Uno no puede dejar de emocionarse cuando recibe mensajes como el de Carlos Martínez afirmando que la cabeza que pinté para su Skeletor le ha hecho volver a los seis años en 1985 y enviándome estas fotos.
Lo más importante para mí es que esas piezas lleguen a un hogar donde su muñeco reciba tanto cariño y provoquen esas bellas emociones.
Hace que pintar valga la pena.
Muchas gracias, Carlos.
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