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Berthe Morisot, «Le berceau». 1872. Museo d'Orsay. |
Diluvia en Madrid y se me anegan de nostalgia las calles de la memoria, forman un delta incontenible que confluye en un sólo torrente desenfrenado, en una tromba hacia tu ausencia. Así, un día detrás de otro, una noche en vela tras otra, como la fiebre de un niño que no termina de sanarse y la furia en una imagen de oídas.
Hasta la próxima grabación y recordad que siempre hay algo bueno y malo en la Verdad, todo el mundo tiene una.
Buenas noches, Nueva Orleans.
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